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Dra. Mª del Mar Ferré Rodríguez (col nº
35.398)
Dr. Jorge Ferré Veciana (col nº 12.853)
Cada día son
más frecuentes los niños entre cinco y siete años, que presentan dificultades
importantes para aprender a leer, escribir y a hacer operaciones de cálculo
básicas.
Veamos cuáles
son los signos que se presentan con más frecuencia, sus posibles causas y lo que
debemos hacer para resolver el problema: |
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Hay niños que hacen letras y números al revés (inversiones
gráficas): Escriben números, letras o sílabas al revés, en espejo. El
problema no se resuelve haciendo fichas de números colocados correctamente, sino
detectando y tratando la causa que hace que no tenga unas coordenadas espaciales
bien estructuradas. Muchas veces, un buen tratamiento de organización lateral
(diestro o zurdo) resuelve el problema para siempre. |
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Inversiones al leer: En este caso, el problema es más visual
que psicomotor general, aunque el significado es muy parecido al anterior. En
ningún caso, el problema se resolverá leyendo mucho. Lo que hay que hacer es
mejorar la función visual y organizar un sentido direccional adaptado a una
cultura diestra (escribimos de izquierda a derecha). |
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Los niños que "saltan" de línea o de palabra, hacen sustituciones
u omisiones al leer. Muchas veces, son niños que presentan alteraciones de
la organización de la senso-psicomotricidad epicrítica (manipulación precisa,
movimientos fonatorios, movimientos precisos de los ojos al leer, etc.). En
todos los casos, aplicamos un programa de desarrollo senso-psicomotor adaptado a
la situación del niño. Los resultados son altamente satisfactorios. |
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Hay niños que tienen una letra de mala calidad o un nivel de
desarrollo del dibujo muy pobre, infantil o inmaduro. Normalmente, se
aconseja que practique muchos ejercicios de caligrafía, sin estudiar la causa de
sus dificultades. Como siempre, nosotros proponemos diagnosticar y tratar la
causa. Algunas veces, en las exploraciones, nos encontramos con signos tan
evidentes como el del niño que escribe mejor con los ojos cerrados que con los
ojos abiertos. Ésto, que puede parecer una simple curiosidad, tiene su razón de
ser y es un detalle claramente indicativo de que el paciente en cuestión está
trabajando con un sistema visual ineficaz. |
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Lo mismo pasa con las desviaciones muy marcadas de las líneas, al
escribir. Al principio, en niños muy pequeños es normal, pero muy pronto han
de ser capaces de mantener la horizontalidad y el paralelismo sin necesidad de
utilizar papel pautado. Este problema se puede presentar en niños con cruces de
lateralidad, con problemas de binocularidad o en niños que no han aprendido a
utilizar los dos lados del cuerpo. |
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Los niños que presentan falta de concentración o de atención
puede ser a consecuencia de una inmadurez de ritmo o de algún mecanismo cerebral
que interviene en los procesos de atención. También puede tratarse de niños que
presenten alguna de las dificultades mencionadas en los puntos anteriores. El
cansancio y la desmotivación generan falta de interés por las actividades que le
cuestan un esfuerzo poco recompensado. No nos hemos de precipitar y limitarnos a
calificar al niño de vago e irresponsable. |
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A veces, los maestros detectan casos de niños que empiezan a
escribir al revés (totalmente en espejo) o que suman empezando por las
decenas. Acostumbran a ser niños zurdos no detectados o mal desarrollados o
niños diestros que utilizan el ojo izquierdo como dominante. Es muy importante
resolver este problema, antes de considerarle distraído o despistado. Hay que
tratar el trastorno de literalidad. |
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Muchos niños adoptan posturas anómalas al escribir. Hay que
estar alerta con su organización postural, con su biomecánica y su visión.
Algunas veces, nos encontramos con trastornos funcionales que no se han
detectado. Debemos actuar pronto porque, cuanto más se utiliza un sistema de
función desorganizado (sensorial o motriz), más tiende a deteriorarse. Lo mismo
podemos decir de los niños que se acercan demasiado al libro o a la
libreta. |
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Por supuesto que los problemas de aprendizaje
básico pueden tener muchas otras causas (métodos inadecuados, reiterados cambios
de colegio, desequilibrios emocionales, trastornos del enclave afectivo
familiar, etc.) y cada causa requiere una solución diferente.
Pero,
nuestra experiencia clínica nos permite afirmar que más del 50% de los niños
que fracasan en la escuela es porque han iniciado sus aprendizajes escolares sin
haber desarrollado correctamente un orden corporal, el control de su
movimiento, un conocimiento del espacio, una motricidad precisa o una correcta
función visual o auditiva o una correcta lateralización, imprescindibles para
aprender disfrutando.
Tendemos a calificar al niño prematuramente y a
aplicar tratamientos puramente sintomáticos, como hacerle repetir una y mil
veces aquello que no sabe hacer. La repetición genera cansancio, desmotivación y
bloqueo y, como máximo, resuelve el síntoma, pero no el problema de
base.
En todos los casos que hemos mencionado, aconsejamos revisar si el
niño padece un problema de senso-psico-motricidad, de ritmo, de lateralidad, de
integración visual o auditiva y hacer un diagnóstico correcto para poder aplicar
un programa terapéutico adecuado.
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