Hay un consenso universal sobre la necesidad de afrontar una reforma educativa. Irá despacio, porque no sabemos muy bien cómo hacerla, pero ya está en marcha.
Los maestros tendrán que aceptar, y ya lo aceptan, que los niños y ellos tienen que aprender a gestionar la diversidad característica del mundo globalizado.
El segundo consenso es aprender a gestionar lo que esa gente tan dispar tiene de común, que son las emociones básicas y universales: la ira, la rabia, el odio, la tristeza, el rencor...
Los psicólogos han descubierto la importancia del inconsciente. La historia de la evolución prácticamente ha transcurrido sin consciencia. son procesos cognitivos muy sofisticados, que eran el fruto de intuiciones. Lo primero era descubrir que podía haber una toma de decisiones, fruto del insconciente milenario, por lo tanto era muy bestia prescindir de la atención emocional.
¿Por qué a mis nietas, por ejemplo, no les enseñan a distinguir entre ansiedad y miedo? ¿Y a qué edad debemos empezar a educar en las emociones? Recuperamos una vieja verdad de las pocas que se sostienen de pie: lo que no hagas de los 4 a los 9 años es tiempo perdido
TRANSFORMAR LA SOCIEDAD ES EDUCAR A LOS NIÑOS A GESTIONAR SUS
EMOCIONES
y además es la fórmula más barata de transformación